Los lanzamientos de Durango y Sargento, las variedades de guajillo y poblano, respectivamente, son productos innovadores, desarrollados especialmente para el mercado de pimientos sudamericanos.
Ambas variedades tienen un alto techo productivo y una excelente calidad de frutos, lo que ofrece opciones de cultivo de productores tanto para el mercado de pimientos frescos, como para los secos. Estas características diferenciadas permiten que estas variedades sean bastante estratégicas para el cultivo, por lo que han ganado productores en todo el continente, especialmente en el Perú, en donde se denominan ajíes.
En el país andino, el agricultor Wilder Cadillo, de la provincia de Santa (Ancash), sembró siete hectáreas de Durango y comprobó las ventajas que lo convierten en un excelente material. «Es una planta muy equilibrada entre las fases vegetativas y generativas. La estructura de la planta facilita la fumigación y el control de prodiplosis, una plaga devastadora en la costa del Perú. El rendimiento logrado con Durango fue de 9.8 t/ha seco, casi una tonelada adicional en relación con el testigo comercial, con la ventaja de que el fruto seco se mostró más suave en comparación con la competencia, que tiende a arrugarse al secar, y solo obtuvo un 5% de descarte (papelillo)», informó.
Debido a los grandes resultados, Wilder ya planea sembrar aún más guajillo Durango en la gran campaña de 2023, en marzo, con la intención de hacer un total de 12 hectáreas en su granja, entre durango y páprica.
Por su parte, el productor Antonio Meza, de la provincia de Casma (Ancash), también en Perú, dirige su empresa familiar Ara Export desde 1985, dedicada a la exportación de palta, uva, mangos y arándano, entre otros. Sin embargo, la siembra de pimientos es una tradición que comenzó con el patriarca y sus hijos continúan, garantizando así los ingresos en los meses en que no hay cosecha de fruta.
En la más reciente cosecha optó por producir los nuevos materiales de Sakata: cinco hectáreas de guajillo Durango y 12 hectáreas de poblano Sargento, y se mostró convencido de apostar positivamente debido a las ventajas claras que lo hacen un material sobresaliente.
Según el productor, «lo que más se destaca en Sargento es la rusticidad en las zonas donde hay una alta concentración de sal, ya que la estructura de la planta facilita la fumigación y el control de la prodiplosis, además de la excelente fructificación y buen tamaño del fruto, que continúa en la segunda fase de floración». Actualmente está cosechando 10 toneladas por hectárea en época seca, en tres cultivos con una densidad de 35.000 plantas por hectárea.
Por estas razones, Meza afirma que pretenden «apostar por duplicar la siembra de ancho Sargento en la gran campaña en Casma, que comenzará en trasplantes de febrero de 2023. El secado de Sargento nos brindó una pasantía con otras agroindustrias vecinas, que fueron sorprendidas por la calidad del fruto en seco y entendió la importancia de equilibrar el vigor vegetativo y generativo del material, ya que el propio Sargento tiene un vigor alto que necesita ser balanceado para potencializar la parte vegetativa y lograr los resultados deseados».